viernes, septiembre 22, 2006

Mi hijo y Matman

Que a un niño le apasionen los trenes; a una niña, las muñecas doctoras, tiene su origen en el condicionamiento infantil. Así me lo hizo ver mi Pareja un día que conversábamos del interés de nuestro hijo por los aviones. Rastreamos su fascinación, tan sólo unos meses atrás, para descubrir que había comenzado con la canción de "Jayjay el avioncito", canción que le cantaba yo cuando hablábamos por teléfono. Esto tiene su historia:

Yo había visto la actitud que tomaba mi hijo con el teléfono cuando lo abuelos o tíos querían le querían hablar: No los tomaba en cuenta y comenzaba a jugar con el auricular. Aún no cumplía un año de vida y no le interesaban las largas conversaciones. Por eso comencé a cantarle y lo primero que se me ocurrió fue esa canción, así él prestaba atención.
Y bueno, luego seguí haciéndolo. Llegó un momento que cuando mi hijo lo veía en la tele -en los pequeños comerciales- se volvía loco.

Eso es en síntesis, sólo agregar que tuvimos que desintoxicarlo, mostrándole otros dibujos cantándole otras canciones. Ahora cuando lo ve se muestra interesado pero no eufórico como antes.

He pensado en ello luego de que los últimos días lo único que pide es Matman.
Todo esto comenzó unos meses atrás con mi hijo pegado mirando los comerciales relacionados con la campaña de Superman Regresa (película, figuras, otros).


-Páaa -decía él luego de verlo.


Ideamos hipótesis, teorías, o débiles argumentos para fundamentar esa fijación de mi hijo por Superman. Una de ellas era de mi pareja indicando mis gustos por los cómics lo que puede haberse pasado por los genes. Algo como lo de "El héroe de las mil caras" de Joseph Cambell, un arquetipo difícil de rastrear... sólo que ésta vez si era ubicable hasta la generación cercana.


Hasta que recordé, precisamente, a los cómics.


Cuando estuvimos todos juntos en nuestra casa del sur (suena imponente e hilando fino no lo es, sólo es un termino para referirse a las circunstancias que nos tenían viviendo juntos en lo que fue la casa de mis padres), allí tenía en unas repisas mis cómics y los que menos me interesaban estaban a un nivel bajo. Así fue como mi hijo jugaba con las revistas de Superman (hay que decir que luego de un tiempo el personaje aburre, y bajo los dibujos de Jurgens más todavía), y entre juego y juego comenzó su fijación.


Desde ese momento me a entrado una preocupación extrema en las estimulaciones que reciba mi hijo. A los pequeños todo los condiciona.


Ahora hemos comenzado a desintoxicarlo de Superman mostrándole a Bob esponja y Winnie the pooh, este último siempre estuvo con él en una franja con todos lo dibujos durmiendo pegada alrededor de su pieza.



¿Y Matman?


No era sólo las revistas de Superman con las que jugaba, también estaba Linterna Verde (Kyle Rainer) y por accidente estaban unos Batman - Blanco y Negro. Y para probar mi teoría de queel los identificaba desde allí le mostré un afiche con los superhéroes que había en la pieza de un primo y el apuntaba a los que conocía: Superman y Batman... le di los nombres y empezó a repetir el que le era más fácil: Matman.

Tiempo atrás vimos una parte de Los Increíbles y ¿a que no adivinan lo que gritó al ver a Bob Increible?

-¡Matman!

Por lo tanto a todo superhéroe le llama Matman ahora. :-D
Ahora planeo estimularlo leyéndole libros… antes ya le leía uno de Saki (algunos pasajes me hacían reír y a él le gustaba que le leyera, veremos que sucede).

Dentro de estos días mi hijo cumplirá dos años. ¿Qué será de él en el futuro...?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eres un gran padre, Victor, y admiro tu dedicación. Será tu hijo un gran escritor de comics? Un piloto comercial? O un friki con una coleccion más grande que la de su padre?? XDDDD

Por cierto... qué fue de tu coleccion?? =P