martes, agosto 25, 2009

Para una historia de horror

Abro los ojos y solo hay oscuridad. Estoy acostado en una cama que al palpar siento que es de espuma húmeda. En la habitación hay un olor infame...
"¿Comida descompuesta?"
...Pregunta mi mente tratando de defenderme. Pero sé que es el olor de la carne en estado de putrefacción. Me doy vuelta para vomitar y encuentro la pared. Pringosa.
"¿Sangre?"
Mi mente ya no puede defenderme y de seguro tiene la idea correcta. No tengo un buen escenario posible.
"¿Cómo llegué aquí?"

lunes, agosto 17, 2009

Desde el tintero

En la entrada anterior no puse links de cuentos de DFW, de los que en inglés se pueden encontrar varios y en español sólo extractos (me refiero a la web), acá va uno que encontré llamado "En lo alto para siempre".
A Wallace lo considero un autor minimalista que sabe como sacarle provecho a una escena, describirla completa y provocar sensaciones. Sin olvidar su uso envidiable del lenguaje.

domingo, agosto 16, 2009

DFW está muerto

En la entrada anterior mencionaba que leí el libro "Lunar Park", en ese período escuché en la radio que recomendaban un libro titulado "Entrevista con hombres repulsivos" y "Hablemos de langostas" a propósito de la muerte de su autor... Y quedé sorprendido, no creí que David Foster Wallace hubiese muerto si era tan joven. Llegué a confirmar en la web y sí estaba muerto, él se había matado, esto fue en septiembre del año pasado. Lamenté su muerte, no lo conocía mucho sólo había leído "Algo supuestamente divertido que no volveré a hacer" y su ironía y estilo (luego supe que era su estilo) de hacer crecer la historia con las notas al pie, me había gustado. Llegué a pensar que era un juego que Julio Cortázar hubiese elogiado. Mirando los obituarios hechos por amateur que encontré en diferentes blogs, fueron ampliando poco a poco datos de su obra que yo desconocía, como que su novela "La broma infinita" fue considerada como una de las mejores 100 novelas norteamericanas después de 1923, de que el mismo defendió (no se en que medios) a Carver y Cortázar... y que no tenía muy buenas palabras a Bret Easton Ellis, eran de la misma generación y considerba que Bret se estaba encasillando y perdiendo. Fue tanto el impacto que me provocó su muerte que escribí en mi cuaderno una pequeña historia para homenajearlo y despedirlo. Aquí la tienen.



DFW is Dead! (1)

Él con su nombre completo era un escritor famoso, ampliamente reconocido y alabado. Él como David, simplemente David, era un artesano cuyas creaciones, esos pequeños hijos creativos literarios, alababan y de paso lo alagaban a él, lo que hacía era crearle la sensación que tenía un traje muy grande que le incomodaba usar, porque no sabía como llenarlo, preguntándose que se esperaba de él cuando no era David Foster Wallace, cuando dejaba de ser esas tres palabras señaladoras de autoría. ¿Ser la voz de una generación? Él era un artista, un escritor, sólo ponía las cosas al descubierto, la voz era de los lectores (2), los aplausos se lo debían llevar ellos mismos. Pero un comentario así podía quitar validez a su obra y con ella la atención y cuando se es joven la atención se necesita, se busca porque eso permite la supervivencia entre el mar de creativos. Por ende, la opinión aquella sobre su propia obra se omite y se deja ensalzar, se acepta transformarse en un ser semi-mítico (3), un hombre en constante conexión con musas inspiradoras y reveladoras, cuando únicamente había que tener tiempo de mirar las cosas y eventos con perspectivas y escribirlas. Entonces sólo queda transformarse en un personaje más y vivirlo cada día.


¿Y qué sucede cuándo no se puede seguir representando el personaje? ¿Cuándo ya no se quiere la atención? ¿Cuándo ya no se quiere ser la voz de ninguna generación? ¿Cuándo el traje molesta e impide ser artista?


¿Y cuándo se piensa que la atención que se recibe bloquea la atención a lo que "importa"? (4)

¿Cómo fueron esos días finales de David Foster Wallace?


Tal vez (5) estaba exhausto, llevaba semanas cansado moviéndose como un poseído entre lugares y horarios rigurosamente señalados en su gorda agenda, de diseño día-por-página donde al azar asomaban pequeños post-it, el recordatorio del recordatorio, con horarios difíciles de cumplir, cito como ejemplo las sesiones de escritura matinal, se redujeron a tres horas para calzar las obligaciones siguientes, pero quien que es más fácil escribir en la mañana es porque es un ocioso que puede descansar completamente y su mente está allí frente la hoja en blanco y no extrañando las sabanas. Y esa tres horas, a pesar de las llamadas insistentes, aunque controladas, del editor (6) por trabajos sin terminar, debería reducirse, lo demostraba el inicio de clases en ese septiembre y las peticiones de distintas universidades. Situaciones que lo comenzaban a poner en stres.


Y David sabía que no sacaba nada con lamentarse, había personas en situaciones peores. Bastaba con ver que ocurría más allá de uno, por ejemplo en un pulcro paseo mirando las noticias en la televisión, y para no encontrarse con los desempleados en aumento, ni los accidentes ni asaltos cercanos (porque no dejan dormir y al otro día hay que moverse por esos mismos lugares), se podía hacer un recorrido por lo que ocurría en otros países, también la mirada pulcra de los noticieros, allí veríamos la foto de otro soldado muerto en Irak, la foto inmaculada, aquella con el traje oficial y él casi sonriendo; Y nuestro trabajo sería pensar en que tan despedazado quedó, en que pensarían sus familias, cuantas vidas alcanzó a eliminar, en cuantas vidas de inocentes, ojalá con tiros erráticos, alcanzó a matar. Y en los noticieros también vio los preparativos a la(s) ceremonia(s) por los muertos en las Torres Gemelas. Esas muertes de inocentes que día a día en Irak se trataba de igualar... No, tal vez sólo eran pequeños y constantes errores. Para David todas esas posibles historias comenzaban a existir, pero eran horrores que lo dejaban sin voz.

Karen, su esposa (7), le recordó al inicio de esa semana de la visita a sus padres y le preguntó si quería acompañarla. David, aun cuando no le gustó la respuesta, le dijo que no podía porque estaba atrasado y quería tener algo para calmar la ansiedad de los editores.


-¿Me quedo contigo, mejor?

-No, querida, ve. Tu padre debe tener una ruta de paseo (8), y de seguro compró la indumentaria que tu necesitas. Y tu madre querrá hablar contigo de los nietos que aún no les damos.


-Ella sabe de mis proyectos, los comparte... pero, bueno no pierde la esperanza... -Se rió- Me acuerdo de la sutileza con la que quiso poner el tema la última vez. Te echaran de menos, pero yo soy la que te va extrañar más -dijo dándole un abrazo y poniendo un beso en los labios de David. Y él quedó mudo y solo pudo devolver el beso.

Por su mente pasó la súbita idea de terminar todo. Estaría solo por tres días y podría poner el punto final. Ya era demasiado todo. El dolor era insoportable. David tenía un dolor en el alma y estaba cansado de fingir sonrisas, y de mostrarse como esperaban que fuera.

La visita de Karen a sus padres mostraba que ese amor que ellos sentían por su esposa todavía estaba allí existiendo y que no le abandonarían. En cambio por el amor que él sentía sabía que poco a poco terminaría siendo una carga para ella y que obstaculizaría cada proyecto que ella tuviera. Sabía quería ser madre luego que terminara sus proyectos familiares, pero él no se sentía buena persona y que eso afectaría su rol de padre. Nunca podría cumplir bien ese rol.


Cuando estuvo frente a la página en blanco ese día comenzó a pensar en como terminar la historia de su vida, preguntándose como acabaría con ella. Por mucho tiempo lo había pensado y pensaba que lo mejor era desaparecer, desvanecerse sin dejar rastros, pero no sabía como lograrlo.


-¿Cómo se logra la auto combustión espontánea? (9)


Pero seguir pensando en eso era postergar lo inevitable. Aun cuando le molestara el tema del esfínter (10).
Durante los siguiente días reunió lo materiales y el valor, aunque esto era ensimismamiento producto de una decisión tan fuerte.

Así cuando se despidió de Karen al mediodía del jueves (11) comenzó a seguir lo que había ideado para terminar con su vida.

A las dos horas se decidió por ir a una ferretería en el centro de la ciudad, fue a una donde la arquitectura inmensa albergaba pasillos y pasillos con variedades de diversos artículos repetidos en tamaños, medidas y colores, incluso las cuerdas que es lo que él buscaba.


-¿Necesita ayuda, señor? -le pregunto solicita una muchacha joven, prácticamente una niña, que lucía una sonrisa amplia, y lo más seguro falsa por ser ensayada.


- No. Sólo busco una cuerda...
-¿Para que lo quiere? "Para matarme", pensó en responder... "Para matarme, Sasha". Ese era el que figuraba en la plaquita que ella llevaba.

-Para decidir debe saber el propósito -añadió Sasha. -Para... atar un animal moribundo... atar mi san bernardo en el jardín, está moribundo. Un accidente le dejo una herida abierta... está putrefacta, gangrena. Se va a morir. Los gusanos se lo están comiendo vivo.

Sasha puso una cara de asco y le sugirió, ya con el rostro pálido, una en especial. Se disculpó y se fue descompuesta, tapándose la boca. David eligió otra más gruesa (12), blanca y pintas rojas.


Llegó a su casa y otras dos horas pasaron mientras se decidía a colgar la cuerda (13). El teléfono sonó en tres ocasiones y el contestador grabó los mensajes que él escuchó con indiferencia. El primero y el último eran de la universidad preguntando qué le había sucedido, por qué no fue durante la tarde. La segunda llamada era del editor.


David se decidió por colgarla en el baño. Antes miró la sala de estar donde en una fiesta años atrás , uno de sus alumnos, una promesa que aun lo seguía siendo, se balanceó en la lámpara. Prueba que resistía su peso, pero se decidió por el baño lugar de limpieza y en el que dejábamos nuestros desechos.


Antes de quitarse la vida defecó en el baño y se dio un baño rápido con agua tibia en la ducha, no quería estar sucio ya era suficiente con el esfínter al que esperaba reducir su presencia. Mientras el agua tibia relajaba su cuerpo recordó los años que llevó a cuestas a depresión, la casi mitad de su vida que recibió medicación contra ella, convirtiéndose en un animal adiestrado que respondía al látigo hecho píldoras. Píldoras para relajar, para dormir, píldoras para desperezarse, para prestar atención (píldoras que anulaban tu virilidad y píldoras que las recuperaban), píldoras para controlar el apetito, píldoras... todo era píldoras. Todo. Y aquella vida que no soportabas dejaba de estar allí, porque tú tampoco estabas allí. El mundo aterrador desparecía, todo desaparecía a esa falta de sensibilidad que obtenías; El mundo aterrador no se convertía en acogedor, gracias a las píldoras ya no había mundo.


Cuando regresó al baño vistiendo su traje que usaba para los eventos a los que era invitado y llevando una silla, pensó en que el mundo lo arrolló mientras estuvo medicado, que le dejó una herida abierta y que ahora notaba putrefacta. Se subió a la silla, puso la cuerda alrededor de su cuello, miró el extremo amarrado en la base que quedaba del ventilador del techo (14), palpó sus bolsillos y una solitaria lágrima cayó por su rostro al sentir la carta dirigida a su mujer que tenía escrita hace dos años: "Karen, gracias por tu compañía y por los buenos momentos que no supe transformar en mejores. Tu vida te pertenece y sé que cuando yo sea un tenue recuerdo tú habrás encontrado la completa felicidad", decía en un párrafo. Un llanto quiso salir en el momento que empujaba la silla, pero fue atrapado con la cuerda que se apretó en su cuello y que se llevó su vida.-

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(1) Esta es una ficción de lo que creo sentía y fueron los últimos días de DFW.

(2) Es un hecho contradictorio y sin control, el escritor pone una idea y el lector ve otras allí por una hiper-vinculación (múltiples conexiones a un dato) de información y nace su propia reflexión. (3) Sí, suena mal esa palabra.
(4) ¿Y si él era el bosque que impedía ver los árboles?
(5) Y comienzo a inventar.
(6) El editor debía recibir llamadas descontroladas, filtrarlas, suavizarlas y hacerlos llegar en cándidos y continuos mensajes.
(7) Ella mantenía su apellido de soltera por una opinión progresista de ver la vida, que compartía DFW y que a este además le agradaba ese gesto de libertad e independencia.

(8) El viejo Malcom Green está jubilado y ocupaba su tiempo en continuos paseos que le permitieran introducirse y empaparse de la naturaleza.

(9) El había leído sobre la altas temperaturas que se alcanza de modo inexplicable en este fenómeno para consumir el cuerpo. Tratados científicos, doctos y densos que lo desanimaron y que si los hubiese leído Dickens también habría dejado de pensar en ello.

(10) Otra cosa que leyó y que le quitaba el aura romántica al suicidio era eso: la falta de control de aquellos residuos excrementales que terminaban por ensuciar el cuerpo y el rito.
(11) Ella conduciría por tres horas y salir a una hora temprana de la tarde le permitiría evitar el horario punta.

(12) Una que soportara su cuerpo, del grosor del dedo pulgar que le costó 30 dolares y que pagó al contado.
(13) A pesar que la decisión ya la tenía visitó cada uno de los cuartos de la casa pensando el significado que otros darían a esa elección.

(14) Recordó que el antiguo ventilador se había llevado a reparar y nunca se fue a buscar y se preguntó si alguien lo iría a buscar.-