Amanecimos escuchando la lluvia que nos trae esa nostalgia de los tiempos que vivimos en el sur. Ya al mediodía se había despejado y teníamos un Santiago nítido y más claro. Lo único turbio hasta el momento es la manera en como se cuentan los muertos en estos días, son cifras enormes hoy fue de 222 fallecidos. Sin embargo, no hay claridad de cómo lo calculan y aunque hoy suman 2.870 fallecidos, quedamos con la idea de que son más.
Hoy además se informó que hubo más de 6 mil nuevos contagiados, con una tasa de positividad cercana al 29%, lo que no deja ver que pronto termine esto o que por lo menos logremos hacer que la curva baje. Seguimos recomendando a nuestros cercanos y a todos que hagan lo posible por quedarse en casa, mantener el distanciamiento social si salen, usar mascarillas, lavarse las manos con jabón, limpiar los productos que compran con paños con cloro… tomando la mayor cantidad de resguardos.
De repente, todo parece insuficiente.
El hijo ahora último manifiesta su interés por salir y ver como está la ciudad (él lleva más de 90 días en el departamento y los más lejos que ha llegado es tomar el ascensor a buscar un paquete a conserjería); Él nos pregunta si podrá salir pronto, pensamos en dejarlo salir hasta un local cercano a comprar, el inconveniente es que estamos en la segunda comuna con más altos números de contagiados, no sabemos si sabrá mantener las distancias o se pasará a tocar la cara ajustando la mascarilla, luego de pagar y de haberse afirmado en el mesón… sí, sé que parece paranoia y no nos parece mal considerando los números en que estamos (aunque pensemos que no cuentan bien o de manera que deja fuera a muchos casos no podemos bajar la guardia).
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