Salimos a comprar esta semana un poco más por si en este fin de semana se le ocurría al gobierno intensificar el encierro. Fuimos, mi señora y yo, al supermercado. Nunca había ido en todos estos días al supermercado y no había tenido que estar mostrando el permiso a nadie en realidad... olvidé decir que el protocolo del supermercado exigía presentar el permiso de salida y ser chequeada la temperatura con un termómetro tipo pistola apuntada a la frente.
El supermercado estaba lleno para ser periodo de cuarentena, me recordó un día normal de mañana. Supuestamente debemos creer que estaba así porque mucha gente pensaba lo mismo que nosotros, de que podrían decretar hibernación, aún cuando se descartó hace unos días.
Antes de salir estuve mirando el archivo donde estoy pasando todo lo que estoy escribiendo sobre este período. Día a día desde hace unos 100 días, he estado escribiendo cosas que pasan o que me pasan por la cabeza en este encierro primero autoimpuesto y luego oficializado por la Cuarentena "Total". Una manera de ordenar las ideas y tratar de sacarme los miedos y rabia que me provoca la gestión de este gobierno en medio de la pandemia. Llevo sobre las 25 mil palabras, en unas entradas que no son perfectas y que a veces no van muy lejos, recorriendo los mismos lugares. Así como paso el encierro pasando entre las mismas habitaciones del departamento, las ideas se mueven en los mismos lugares dentro de mi cabeza...
En un resumen muy grueso, puedo concluir que:
10 mil palabras son por la rabia que me provocan las gestiones y las medidas a medias del gobierno.
10 mil palabras para hablar de como sufrimos y miedo que provocan las malas medidas de un gobierno que se mueve entre lo incompetente y criminal.
5 mil palabras para hablar de la rutina diaria y el clima.
Hoy debería escribir de cómo el clon del anterior ministro insiste en las mismas medidas y de cómo veo un mes de pura oscuridad. Pero como que no hay ánimo para eso.
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