martes, abril 07, 2020

Día 12 de Cuarentena Total.

Salgo a la calle, una brisa helada me recibe y luego remece las ramas de las palmeras de la plazoleta y las hojas secas de los plátanos orientales, hay poca gente. Quizá me he equivocado al mirar de tan arriba y en realidad hay una cuarentena cumpliéndose, pienso y quedó con esa idea unos 10 minutos… Ya que cumplido ese tiempo estoy cruzando el puente para llegar a Independencia y ya me he encontrado con gente saliendo del metro Cal y Canto, otros bajándose de las micros y los infaltables ambulantes apostados en el lado oeste del puente.  Normalidad, le dicen. Salí a comprar, llevo en el celular copia del permiso de 4 horas que conseguí en la Comisaría Virtual, llevo mascarilla y por refuerzo, ya que voy a la feria, una bandana (estampada con las risotadas de Thanos, ironía diría mi hijo quien me la prestó).

Como ya se terminó la cuarentena obligatoria de Independencia ya no estaba la calma que vi la semana pasada en la avenida y cuadra que colinda con Recoleta.  La feria estaba a rebosar, casi todo los locales abiertos y muchos comprando su mercadería.  La semana pasada fue de calma excepto en algunos lugares fuera del mercado con los ambulantes y sus carritos de comida. Vi a pocas personas sin mascarillas, a los que vi no puedo asegurar la calidad de las que usaban.  Afuera del Tirso de Molina ambulantes gritaban su producto estrella: mascarillas lavables, algunos agregaban guantes.


De repente unos gritos “¡Ahí vienen… corran...!”, “No, si esos pacos no andan en eso...”  Y no, andaban tras un vehículo que se debe haber saltado el control sanitario para entrar en Recoleta.  Lo detuvieron, lo hicieron abrir todas las puertas.


Los ambulantes que corrieron quedaron replegados en el lado de Independencia, esperando que se fueran.  Algunos me miraron, deben haber pensado que con mi carrito y bolso de mercaderías era uno de ellos… :-)


En las otras salidas los productos los dejábamos en el balcón tomando sol ya que los rayos UV son capaces de destruir el virus.  Esta vez fuimos al siguiente nivel y teníamos un rociador con agua y cloro para lavar la mercadería.  Hay que tomar más precauciones para tener más tranquilidad.  Mi señora se encargó de limpiar los productos, el hijo, de hacer las preguntas.


Me enteré en medio de la salida que la Cuarentena terminaba para algunos porque seguía de forma rara.  Un corte no por comunas, sino que por unas calles como división.  Una medida rara o derechamente estúpida. Lo más seguro para que ciertas empresas y constructoras vuelvan a sus labores.  No podemos dejar de ser el País Niño Símbolo del Neoliberalismo, ni por una pandemia.

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