martes, abril 28, 2020

Día 33 de Cuarentena Total.

En estos días he estado tomando más té de lo habitual, o sea, más de uno.  En especial un té que mezcla ceylan y un fruto silvestre y que, siento, me han permitido mantenerme más alejado del refrigerador, donde por algún motivo u otro terminaba buscando algo para tranquilizar la ansiedad provocada por el encierro.  Son días que se parecen tanto entre sí y dónde aún no vemos salida ni esa totalidad encerrada prometida en el nombre “cuarentena total”, pero parece funcionar bien así.  Quizá sí se ha podido controlar los números de contagio en una zona de Santiago en que hay muchas oficinas públicas, seremis y ministerios.  Aunque puede ser otro motivo también: por los ministerios y el Palacio de La Moneda, que también está en este sector encuarentenado, y en este palacio también está el inútil, pero maquiavélico mandatario, que para evitar manifestaciones en su contra preferiría mantener el estado de Cuarentena Total. Tácticas.

Han decidido mantener la cuarentena total en este sector a lo menos hasta el 7 de Mayo.  El refrigerador parece saberlo, me hace ojitos. Bueno, el refrigerador en realidad es un decir, ya que es una representación de cosas que se pueden encontrar en la cocina, frutas, masas, carbohidratos.  Ese recorrido no es seguido, ni tampoco algo poco frecuente, lamentablemente.


Aunque hay días que vence la tentación, hoy por ejemplo.  En esta oportunidad con el hijo hicimos pan y scones dulces.  Él hizo lo primero y yo lo otro, explicándole la receta que seguíamos.  Quedaron bastante bien.  Ahora la taza de té que tengo a mi lado es por el dolor de estómago por comer masas calientes.


Espero que no me arruinen este repentino interés por el té con un documental sobre el daño de sus bolsitas y de los hilos al ambiente.

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