sábado, mayo 16, 2020

Día 51 de Cuarentena Total.

Mientras estaba encerrado en el departamento afuera ocurría la pandemia. ¿Diré eso cuando termine todo? 

Un virus diminuto azotaba el mundo, el país, la ciudad, el barrio… ahí afuera.  Ahí. Diminuto, invisible a simple vista no tan fácil de ver como los nubarrones de una tormenta. Sin saber si llegó o se fue.  Me acerco a la ventana en las mañanas esperando  encontrarme con menos gente en las calles, menos autos, menos buses. Hoy me desanimé temprano en la mañana al mirar a la calle y encontrarme con un flujo similar a otros días. Lo bueno es que no se mantuvo ese ritmo durante todo el día. En la tarde se vi menos movimiento cuando nuevamente salí a mirar al balcón. También vi los balcones del edificio de al lado con varias personas, conversando algunos, otros con su notebook (trabajando, creo). También vi que ahora se cumple que haya menos smog, por lo que alcanza a ver edificios y cerros a lo lejos que antes no se podía.


Veo parte de noticieros y reviso informaciones en las redes sociales, tratando de que sea poco, queriendo saber hubo una salida de control pero que se ha vuelto a controlar. Quiero saber que hay una luz dentro de estos días oscuros que irá creciendo. Quiero esperanza que no es fácil hallar.


En ocasiones salgo a mirar a la calle cuando escucho sirenas a lo lejos, esperando que no sean ambulancias. Estos días las sirenas me parecen de mal augurio, como cuando suena el teléfono después de medianoche y no quiero quedarme con esa sensación negativa.
Mirando el exterior para saber si los nubarrones invisibles de la pandemia han pasado, en eso he estado, en eso estaré… Y no es fácil cuando sabes que hay mucha gente afectada y que podría estarlo.


A seguir cuidándonos.

No hay comentarios.: